Re unificaciones

domingo, 8 de junio de 2008

El gentío le producía a Rashid sentimientos encontrados, como si una llama muy antigua se encendiera de nuevo.
-¿Son ellos reales? -preguntó Jassiba
-No, no lo son; casi siempre son fantasmas, espejos sobre espejos. entredichos, imaginarios.
-¿Y tu mirada en donde está?
El simuló no escucharla, buscó en su saco color tierra, agarró sacó temblando un cigarrillo y lo encendió. Aquella pregunta era una imploración o solo una respuesta.
Caminaron entre la gente, buscaban preguntas; algo real de que asirse. Pero ¿Puede uno agarrarse cuando el precipicio está abierto? y siempre lo está ¿El otro como salvación?
Rashid miró las nalgas bien formadas de Jassiba bajo aquellos pantalones entallados; vió sus senos mansaneros, la deseaba y a la vez necesitaba aquella desesperación, aquella voragine, aquel rompimiento de una mujer desgarrada.
¿Porqué Jassiba pronunciaba aquella frase terrible?
Habían hecho el amor, quiza por momentos solo cojian y en instantes hacían el amor. Rashid intuyó que ella recordaba al otro u otros cuando su vagina por momentos estaba seca y luego húmeda y de nuevo seca. Rashid en aquel instante vió una niña, el rostro de aquella mujer se mostraba como una pequeña niña indefensa, insegura; un rostro virginal y luminoso. ¿Aquello era real o era el espejo del alma de Rashid? Lo cierto fue que no estaban solos, miradas fantasmales observaban el cruce, el encuentro, la reunificación del tiempo.

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